Gustavo Ossorio - El Poeta Olvidado - Introducción

¨La poesía no es para mí el anecdotario rimado ni el romance, ni nada que emita destellos ni signifique una decoración amable ni una música sensual. Ella es para mí el verbo encendido que, con tremenda voz, clama por el lugar justo del hombre entre sus semejantes, y es el vestido mágico para aparecer y desaparecer a voluntad; y el don de salir de uno mismo o de entrar en uno como un ojo encendido, para visitar la sima profunda¨


Con esta reflexión de Ossorio sobre su visión de la poesía quiero iniciar un ciclo de entradas para divulgar la obra de un poeta chileno olvidado tanto por sus pares como por mis contemporáneos, y que nos dejo una obra única que ha sido difícil de unir en una edición ¨Gustavo Ossorio: Obra Completa¨ y por lo tanto, de difícil acceso y divulgación.



 Gustavo Ossorio Santiagos (1911 - 1949)

Publicó dos libros: Presencia y memoria (1941) y El Sentido Sombrío (1948)

Su vida fue un completo misterio, solo se sabe de su afición por la pintura a la acuarela y su cercanía y participación a la ideología comunista, de pocos amigos muere de tisis en el sanatorio ¨El Peral¨  en 1949.

Para empezar este ciclo dejare dos poemas, el primero es el que da inicio a Presencia y memoria de 1941 y el segundo es parte del conjunto de textos  inéditos del poeta.

Presencia Numerosa

Flor
Número del día
Anillo del cielo
Vivo espejo presente

Tus ojos
Espuma de luz
Sueño de estrella
Tus cabellos
Ala infinita
Agua disuelta

Brilla en tu llanura interior
Claridad
Cierta palpitación pasea por tu nombre
Una llama azul
Sostiene tu dulce rumbo
Alrededor de tus sienes
Se precisan los viajes del viento
Lámpara tenue
Ah la lejanía
Cada flor
Cada beso tuyo
En actitud de fin
De tu paso
Va desprendiéndose la noche
Como una gran edad


ECO DEL TIEMPO (Octubre de 1946)


¿Para quién somos y dónde erramos?
El tiempo se me va, mirándome a los ojos.
Y yo sin voz, me quedo buscando los olvidos.


Adentro está la materia que retumba
Cuando amo;
La materia con que estos hombres me reconocen
Y me dejan pasar.


Pero el tiempo ya no me rodea,
Ya no está en mí como una cadena
De amistad endurecida.


El aire y las manos
Y algunas cortinas suspendidas
Son su sonido y la visión.
El tiempo A LO LEJOS
Habla al oído del tiempo
Y no ve nada.

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