Gustavo Ossorio, segunda entrega. Dos poemas de "El Sentido Sombrío" 1948

Hace un buen tiempo que he querido subir algo mas de este poeta chileno, y me alegro de tener el tiempo para hacerlo y de encontrar un interesante documento, con cuatro fotografías del poeta.



En esta entrega quiero compartir no solo un par de poemas de el, sino que también un comentario que viene con la edición de su publicación "El Sentido Sombrío"

"EN FORMA CONSTANTE, SITUADO en los límites de su propia muerte, con una lucidez que es heroísmo por la cruel inteligibilidad a que trata de someter su MEMORIA primordial, este joven e inexorable poeta, hereditario de  grandes buscadores metafísicos, nos entrega una nueva colección de poemas con experiencias mas purificadas, pero no menos terribles. No hay fantasmagoría aquí no realismo cromático, sino tensión constante y atención radioscópica para captar lo que transcurre debajo y encima de los muros terrestres, vivencias que no excluye y que por el contrario acepta como probatorias de su propio espíritu"
                                                            Humberto Díaz-Casanueva

El Sentido Sombrío fue publicado en el año 1948.

Helada voz

Que vengan esos primeros sueños;
Que vengan con su quemante copa de voces
No los recordaré
Porque mi cara es otra, y ya no hablo.

Entre tantos afanes,
He deseado que lleguen;
Que llegue, porque sólo es uno.
Y quizás vaya conmigo,
Con su vida fija pegada a mi cuerpo
Como una piel transparente.
Pero ya no lo conozco:
He estado solo, cavando en mi arcilla.

Sale el habitante con su libro de horas
Y se va por entre las cosas,
Con una figura inanimada.
¿Recuerdo, recuerdo todo?
En la noche que brota de la respiración,
Desando el camino pegado a los muros transfigurados.
Todo es distinto.
Desesperado, me maldigo
Porque Nadie esta a mi lado,
Y el fuego se hiela entre los ciegos sonrientes.

¡Ay, cómo volver a poseerte, fuego oscuro
Que yo sabía hallar!
¡Como rodear de nuevo la tiniebla, sin tocarla,
Hasta caer en el confuso patio
LLENO DE SANGRE!

¿Será preciso decir alguna verdad siniestra?
Yo no puedo, mientas mis días sean sutiles
Como un espacio de esperas.
No puedo, porque me preocupa la santidad
Y acumulo méritos para seguir muriendo.
No puedo,
Porque las piedras de mi casa crecen cada noche
Y ya no sé dónde estoy.

Pero, ¿para qué seguiré escondiendo la visión
A todos los ojos?
Ella se adelanta a mi voz
Y dice a todos mi nombre.

A todos calienta con su mano encendida
Y en el día escandaloso,
En el corro de presencias enemigas,
Me denuncia y abandona.
¡Qué falso brillo se junta por la bajada!
!Qué ambiguo ser atraviesa por nuestra imagen
Para apagar el último cirio!

Los sueños hechos por ajeos dedos,
Y la puerta que de pronto se abre
Para dar paso al agua,
Y el atardecer ancho y fijo como sordo tatuaje,
Todo esto es lo que va a quedar sobre mí
Cuando desde el pozo profundo 
Sólo vea una luna terrible
Y nadie oiga mis gritos.


El hábito

Yo me oculto para hallar la primera memoria
Me oculto en la secreta abertura que dejan los enigmas negros.
Me oculto y sigo siendo
Para adelantarme al año que me rodea ciegamente.
Mis piedras suben por sus espacios de costumbre
Y me parece sentir cómo una región entera de la vida
Se desprende hacia la carne indescifrable.
¿Qué es lo que desprecio y espero?
¿De dónde un líquido fervor mana
Y rueda por mi piedad?

Hay que conmemorar la alegre luz de la voz
Mientras todo esto ocurre,
Antes que ella sea perdida
Y como un orden frío quede todo:
El destino mío,
Mi deseo,
El ademán para morir
Y hasta la casa y el tiempo que ajusta
Nuestros pasos a la tierra.

Desde que mi cuerpo se aleja por su extraño interior
Yo pienso a menudo en números que queman
En ciertos pájaros
Que llegan hasta la sangre y la aman.

Inerte por ahora
Hasta que las sienes batan su lienzo o algo más,
Me oculto
Para pensar qué relación hay entre tantas ausencias
Y mi imagen que veo tranquila con un falso vestido
Escucha la disolución.




¿Será que nos invita por un momento a situarnos en el lugar del contemplador, cuando este, se distancia del mundo para adentrarse en el (o él) mismo? Esa lejanía necesaria para atisbar y vislumbrar, salir de la rutina diaria, de ese saltar continuo en lo cotidiano, para adentrarnos en esos “enigmas”; preguntas, que son dejadas de lado para evitar la angustia, el hecho de enfrentarnos a nosotros mismos y la continua postergación de estos. Es una llamada a situarnos en el pensamiento que esta antes del pensamiento, lo trascendental renegado por lo racional y que solo la poética es el puente en el cual el hombre se encamina a la “sima profunda”(como era llamada por Ossorio).

Seguiré con este poeta, y ademas me gustaría incluir a Antonio Silva, fallecido este año y que me parece una poética novedosa y única en su escritura.

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