Poesía - Enrique Lihn - La Efímera Vulgata
El título Efímera Vulgata remite a la actuación efímera de las travestis durante las noches de carnaval, como señalé anteriormente. La Vulgata es la traducción al latín de la biblia desde el griego, versión que, a pesar de su institucionalización por la tradición católica, es un trasvasije que siempre será pocofiel, constituyendo más bien una repetición del original donde también opera ladiferencia. Para Butler, la parodic performance, o actuación paŕodica del género, en su intento por repetir “lo original” -el género- como en el ilustrativo ejemplo del travestismo, “muestra que esto no es sino una parodia de la idea de lo natural y lo original”.
Extraído de "El travestismo en Enrique Lihn: cuerpo, degradación y performance", de Gonzalo Salazar Vergara (Licenciado en Historia PUC. Magíster (c) en Estudios de Género, Universidad de Chile).
La Efímera Vulgata (1) (Fragmento) En un barrio de Sidney en la Rambla de Sitges (cuando los padres han recogido a sus niños) A medianoche cuando la Cenicienta pierde, alocada y astuta uno de sus zapatitos en manos de las doce campanadas en el Café de la Ópera, en la casa de la Carlina en Christopher Street se despierta la Efímera Vulgata para su vuelo nupcial Despliega, como en las viejas tarjetas postales, sus alas de seda pintadas de lentejuelas Los ojos son ocelos que relumbran al contacto de la luz y brillan con languidez. Ante el espejo abominable cópula que multiplica el número de lo mismo alza el busto --ese simulacro-- y miente la voluptuosidad con que acaricia senos que --si no tiene-- existen por el milagro doloroso de la silicona Despereza con manos, a veces velludas empinándose, el cuerpo desesperadamente sin nalgas El reloj --todavía masculino-- marca la hora en que esta cenicienta debe atrapar a su príncipe --aparición invertida que lo haga caer, como en una trampa, en lo que no es-- los pies grandes en los zapatos estrechos Pues también el príncipe miserablemente, a veces, deambula y otras, con ferocidad detrás de un phantasma, y no es (¡ay!) casi nunca una cabeza coronada: la excepción que confirme la regla. En los precitados rincones del mundo la rara flor se extiende centelleando no por los prados de su imaginación sino por cafeterías y discotecas Es el desfile que remeda el vuelo, una marcha heroica Exhibicionismo circunscrito al incógnito que se desgañita por violarlo en un frenético baile de irreconocibles desenmascarados. Los que alguna vez se han soñado mujer (y su nombre es legión) abominan del ejército de las locas diezmado pero a veces violento que al atacar se bate en retirada. La Efímera Vulgata al llegar con las manos en el espejo a las entrepiernas se esfuerza por ocultar, en lo que parece el pubis, el arma que esgrimirá cuando lo delate al desdoblarse en su propio atacante Pero mientras llegue con él ese momento quisiera arrancarse lo que le falta y le sobra pues del otro espera el objeto de su deseo: el objeto del deseo del otro y lo debe llevar allí prendado de las prendas irrisoriamente femeninas --un calzón escarlata, negras medias de malla-- Señal oculta de que el espejo, aunque seductor es una metáfora de la mentira. El falo, estigma pero signo de que a través del disfraz pintado y alado el cual en cada miembro de ese ejército cambia hasta lo inverosímil restaura pánicamente la efigie de la Gran Madre Fálica, la diosa tutelar de los travestistas.
Comentarios